martes, 13 de abril de 2010

Justicia para algunos, vergüenza para todos

Se nos debería caer la cara de vergüenza a todos los que vivimos en este simulacro de democracia que acostumbramos a llamar España. Algo como esto sería impensable en cualquier otro país europeo. Imaginad la situación: LePen denuncia a un juez por investigar los crímenes de la Francia de Vichy. ¿Podríais creerlo? Imposible.

Intentan simplificar la cuestión a la responsabilidad de Garzón cuando se asumió competente para juzgar los crímenes del franquismo cuando eso no podría importar menos ahora mismo. No soy experto en derecho pero sé lo suficiente de historia como para saber que los demandantes son los herederos ideológicos de aquellos que cometieron los crímenes que hoy intentan ocultar. Sé lo suficiente de política como para darme cuenta de que a la derecha moderada (ja,ja) española poco le interesa hablar de todo esto cuando una gran parte de su electorado sigue añorado el franquismo. Sé lo suficiente de justicia como para saber que, no sólo es justo, es necesario investigar y condenar lo que pasó. Aquellos que llevan sesenta años callando lo merecen. Pero, sobre todo, sé que mucha gente ansía la inhabilitación de un juez molesto que nunca ha dudado en ir contra partidos políticos, ETA o dictadores extranjeros. Un juez incómodo al que muchos añoraríamos.

Porque más que Garzón sí, Garzón no; lo que nos jugamos con esta sentencia es qué clase de justicia queremos tener. Una subordinada al poder político económico o una que vigile allí donde los políticos no quieren y nosotros no podemos. Nos estamos jugando superar de una vez el pasado y comenzar al mirar al futuro. Nos estamos jugando qué clase de país queremos ser.



Por mi parte, voy preparando el papeleo, si los asesinos vuelven a ganar, yo me borro de español.

domingo, 11 de abril de 2010

Desconexión


No hay nada como una semana recorriendo un precioso país junto a un par de personas geniales para regresar completamente descansado. Si bien es cierto que nos hemos pegado una buena paliza callejeando por las hermosas ciudades del Norte de Italia, no me estoy refiriendo a ese tipo de cansancio.

Me refiero a desconectar por completo de la rutina, de las preocupaciones, de la vida normal para disfrutar de otras cosas y comprender pensamientos que apenas llegabas a vislumbrar. Me refiero a ese descanso psíquico que te abre los sentidos y te anima. Ese descanso que, personalmente, me ha devuelto la ilusión de escribir y del que próximamente veréis (o no) unas pocas reflexiones que han surgido de estos días.

Desearía vivir continuamente en modo desconexión pero la rutina y las obligaciones volverán mañana para hacerme despertar y seguir exprimiendo lo poco que me queda.