miércoles, 20 de enero de 2010

No sabía muy bien como comenzar esto. Así que he optado por la que seguramente sea la estructura más utilizada por todos los eternos aspirantes a escritores faltos de inspiración. Y no sabía cómo empezar precisamente por miedo a llenar esta hoja en blancos de excusas y disculpas que a nadie interesaran jamás.

Cuando te miras al espejo y te preguntas qué cojones estás haciendo con tu vida es que algo no va bien. Algo debe cambiar. Siempre he utilizado Punto Sin Retorno para desfogarme sobre los temas de los que necesitaba hablar y nunca prometí nada más. Sin embargo, abandonar sin explicación ninguna durante nueve largos meses no es algo que haces con aquel que te ha dado tanto. Aquel que siempre te escuchó.