viernes, 25 de mayo de 2007

Plutón, ese gran desconocido. Parte II

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Aquí os dejo la conclusión del relato Plutón, ese gran desconocido, si algún despistado no lo vio ayer, AQUÍ se encuentra la primera parte de la historia. Espero que lo disfrutéis.
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IV

Fueron los 20 años más emocionantes de mi vida.

Como era de espera el descubrimiento fue ocultado, no les resulto muy difícil ya que la sonda y sus imágenes estaban bajo el control gubernamental. Tras meses de incansable lucha conseguimos que se aprobara la mayor aventura jamás intentada por el hombre: viajar a Plutón.

Una exploración a fondo de las estructuras exigía un cuidado especial que no nos atrevíamos a dejar en manos de un robot y el control remoto estaba totalmente descartado debido a la enorme distancia que nos separa del lejano planeta enano. Era una oportunidad que no podíamos dejar escapar.

Y tras años de preparativos y un largísimo viaje nos encontrábamos a las puertas de Plutón Kia Svenson, experta en astrobiología; Tsung-Dao Xiuxiu, ingeniera de telecomunicaciones y yo. Se bautizó el ordenador central de la nave como HAL 9000, les pareció gracioso; por alguna extraña razón, yo no compartía su entusiasmo.

V

El plan era muy claro. Una vez en orbita Tsung-Dao y yo descenderíamos a la superficie con un transporte especial cerca de una de las formaciones y una vez allí tomaríamos datos y muestras. No puedo describir la emoción que sentí al situarme debajo de lo que ya se conocía como “Las Estructuras”.

Pudimos observar como, efectivamente, estaban dirigidas hacia la Tierra y no solo eso, sino que además se movían, orientándose hacia la posición optima. También logramos ver como eran capaces de registrar, no solo las ondas de radio como habíamos supuesto, sino una amplia gama del espectro electromagnético que iba desde los Rayo X hasta frecuencias bajísimas, todo esto gracias a la combinación de los distintos dispositivos ubicados en distintas partes de la superficie plutoniana.

Desde la Tierra, las primeras hipótesis giraban en torno a la idea de la que las estructuras actuaban como repetidor emitiendo sus hallazgos al sistema del que provenían sus constructores. Por eso nuestra sorpresa fue mayor al comprobar que desde aquellos aparatos no se emitía en ninguna frecuencia: Por lo visto eran simples receptores.


VI

Ya en la nave, teorizamos acerca de su función. Estaba claro que se encargaban de recibir una gran cantidad de información sobre la Tierra. Parecía enormemente egocéntrico pensar que todo aquello estuviera organizado única y exclusivamente para nosotros pero tenia que ser así. No podía ser algo casual.

Al no emitir ninguna señal, creímos que el propio aparato se encargaba de registrar y almacenar toda la información que le llegaba. Asumiendo esto se nos venia a la mente una pregunta espeluznante: ¿Quién querría registrar toda nuestra historia? Y sobre todo: ¿volverían algún día a recogerlo?

Desde la Tierra, pensando en el interés científico evidentemente, nos “sugirieron” que volviéramos a bajar y que buscáramos la forma de desmontarlo y averiguar su funcionamiento. Una parte de mí, pensando en las posibles consecuencias, se opuso pero la emoción de descubrir una tecnología distinta a la nuestra y sobre todo las presiones por parte del coordinador político hicieron que finalmente aceptáramos.


VII

Era sorprendente ver como en todo el tiempo que llevaban en el planeta, no sabíamos cuanto pero estimábamos que mucho, Las Estructuras no habían sufrido ningún tipo de daño ni del impacto de meteoritos ni por la acción de la tenue atmósfera plutoniana y el fenómeno de congelación de esta. Los aparatos debían tener algún dispositivo protector que los preservara pero en todo el tiempo que las observamos no pudimos averiguar nada.

Era la segunda vez que me encontraba bajo una de aquellas imponentes estructuras y la sensación fue la misma, el solo hecho de pensar que aquello había sido hecho por algún ser que no provenía de la Tierra era suficiente para hacer que se me pusiera un nudo en el estomago. Era el descubrimiento más importante en la historia de la humanidad y el encargado de no fastidiarla era yo, demasiada responsabilidad.

Con mucha dificultar logramos abrir una brecha en el caparazón de la estructura externa. En ese mismo instante empecé a sentirme atraído hacia el interior, justo en el centro podía verse un minúsculo punto negro. Sin darme cuenta la antena de un instrumento de análisis estaba siendo atraída hacia el interior también, la gravedad que sentíamos era tan fuerte que la antena se soltó y se precipito hacia el interior, no puedo asegurar lo que paso después pero de repente pude ver una gran explosión en el interior de la estructura, la cual quedo completamente intacta, saliendo por la brecha abierta múltiples restos. Afortunadamente tanto yo como Tsung-Dao pudimos apartarnos a tiempo y no sufrimos daño alguno…


VIII

Volvimos a la nave e informamos de lo sucedido a la Tierra. Expuse mi teoría de que las estructuras eran efectivamente repetidores, pero que usaban una especie de Agujeros de Gusano microscópicos para enviar la información a otro lugar. Eso explicaría tanto lo que vi detrás de la brecha como las alteraciones gravitacionales. Si esto era así, significaría “alguien” nos ha estado vigilando durante décadas

Poco después de enviar el mensaje. Recibimos una transmisión proveniente de Plutón en un perfecto inglés que hizo que un penetrante escalofrió nos recorriera de pies a cabeza:

“No os preocupéis, nunca más estaréis solos”

1 comentario:

Anónimo dijo...

interesante ,sigue asi

Don Ignacio Agenor Muñoz Asensio