sábado, 14 de febrero de 2009

Momento

Resulta que, después de más de dos mil años, Platón va a tener razón. He estado durante un día entero dándole vueltas a un artículo que quería escribir. Lo tenía todo: la estructura, el estilo, las sutilezas. Ya estaba escrito. Sin embargo ha sido ponerme delante del teclado durante dos horas y lo único que he logrado han sido tres líneas dignas de un estudiante salido del genial sistema educativo español.

En mi mundo de las ideas todo sonaba perfecto. Todo tenía su razón de ser. Todo era ideal. Luego, en el mundo real, es muy duro darse cuenta de que en realidad lo que puedes escribir, no es que no sea perfecto, es que no se puede considerar ni medianamente aceptable.

Hay una frase preciosa de Ariel Rot que dice: “los sueños que no puedo recordar son como las canciones que no pude componer”. Para mí es importantísima porque muestra perfectamente ese sentimiento de perdida tan profundo cuando olvidas una idea genial que, probablemente, jamás recuerdes.

Algo así ocurre con la vida. Tanto tiempo gastado en pensar, planear algo para cuando por fin surge la oportunidad nada salga como tú quieres y en lo único que puedas pensar es en ese momento que tanto quisieras recuperar y nunca volverá.

1 comentario:

Eli (Rikku) dijo...

Me quito el sombrero. Creo que todos hemos sentido esa sensación alguna vez. De hecho, me suele pasar cada vez que me siento a escribir. Suelo tener ideas pululando por la cabeza, pero es dificil plasmarlas en algo que el resto de la gente sea capaz de entender...

... de hecho, he acabado por dejar esas ideas pululando, porque cuando me pongo a escribirlas salgo tan frustrada que prefiero que pululen tranquilas (y dibujarlas ya ni te cuento...)

(como me gusta la palabra pulular... xDDDD)