viernes, 5 de marzo de 2010

Oscuridad

Oscuridad.

Los confusos recuerdos de una noche que jamás se repetirá comienzan a llegar a mi cabeza. Nunca podré estar seguro de qué pasó y, sobre todo, de cómo pasó pero las conclusiones son claras. Puedes engañarte repitiendo te que no es así pero no sirve de nada. La mente no es lógica. Le introduces hechos, razones pero ella no se deja engatusar. Sabrá en cada momento lo que tú más quieres. Ni siquiera lo habrás pensado pero ella ya lo sabrá y el maldito alcohol lo sacará a la luz. A veces demasiado bien. Cosas que juraste que aceptabas, cosas que dijiste que no te afectaban vuelven a ti para recordarte cuán insignificante eres, cuán frágil. Y lo peor es que no puedes olvidar que la culpa es tuya. Si por lo menos este puto dolo de cabeza me dejara escribir algo coherente...




1 comentario:

Muñeca Pepona dijo...

A veces, el alcohol, las personas, los hechos, los sentimientos te ahogan dentro de un bar.
Entonces decides salir fuera. Sentir el frío siempre me hizo sentirme viva, y en esos momentos, cuando todo vuelve, cuando todo duele, cuando un trago de más no te hace olvidar lo que el trago anterior te hizo pensar, es cuando uno más necesita el frío.
Por eso salgo fuera y te encuentro. Y ambos callados, nos miramos, con una jarra de cerveza en la mano, sin decirnos nada, nos lo decimos todo.


Sin embargo nunca te he dicho lo mucho que me gustan tus rizos, ni lo bien que te queda el negro. Nunca te he dicho que estoy ahí, si me necesitas.
Pero todo eso es cierto, así que la próxima cerveza que nos tomemos, en esa calle, en ese bar, cuando la situación nos ahogue, nos encontraremos fuera, entonces, podrás gritar todo lo que necesites, porque no eres insignificante. Porque eres enorme, único, maravilloso. Y esas tres cualidades casi nadie las tiene.

= )