domingo, 11 de julio de 2010

Lo siento, pero no.

Sienta bien, ¿verdad? Sentirse orgulloso de ser español. Sentir que se pertenece a algo más grande que uno mismo. Debe de ser toda una novedad para algunos.

Y es que muchas cosas que están ocurriendo sólo se entienden bajo este concepto de grupo. ¿Soportaríamos que hasta los ministros hablaran de un puto pulpo si no fuera así? ¿Soportaríamos que hasta los partidos que no son de España tuvieran más espacio en las portadas de los periódicos que la reforma laboral o el debate por el estado de la nación? Pero como estamos juntos en la euforia roja todo vale.

Estoy cansando de leer columnas de gente a la que solía seguir llenas de orgulloso patriotismo. Lo siento pero yo, no puedo. Luciré la bandera el día en que la justicia no sea vilipendiada por los poderosos. Gritaré “¡Viva España!” el día que eso deje de sonar vacío y sucio. Me sentiré español el día que tengamos un estado por el que sentirnos orgullosos. ¿Por once tíos en calzoncillos? Ni lo sueñes.