viernes, 21 de septiembre de 2007

Máxima eficiencia - Capitulo IV

Cuarto capítulo de Máxima eficiencia. Los anteriores aqui: I, II, III.



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— Esto es intolerable. Vengo aquí, me reprochan lo modernos y avanzados que son. Lo fantástica que es su ciudad, y estamos a nada de morir aquí. Es intolerable.

Habían pasado quince 15 horas desde el final de la crisis. Quince horas que Larry Lie había dedicado a encolerizarse con toda la colonia y llenar los buzones de los responsables en la Tierra con quejas e informes. Quince horas en las que tanto Royen como Akela habían tratado de averiguar lo ocurrido lejos de las insoportables críticas de Lie. Pero esas quince horas habían terminado y ahora Akela soportaba respetuosa pero irritada la retahíla de necedades que Lie soltaba.

— Entiendo todo lo que ha pasado señor Lie, y lo siento. Pero deberá reconocer que no ha pasado nada más gracias a nuestras medidas de seguridad. Además este incidente es la excepción a la regla. Nunca habíamos tenido un incidente así…

—Y nunca deberíamos haberlo tenido.

Antes y durante la crisis Menkar Royen había aguantado muchísimo, tratado de parecer simpático ante la delegación y solo él sabe cuantas cosas más, pero se había prometido a sí mismo que todo eso se acababa ya.

— Acabo de recibir un informe preliminar del equipo de seguridad. No se trato de un accidente, ni de un fallo humano. Todo parece que fue un sabotaje.

Akela no podía creérselo, aunque en cierto modo era un alivio: la planta funcionaba correctamente. A Lie parecía haberle dado alas.

— ¿Por qué no me sorprende? Esto es el colmo, encima de no cuidar por nuestra seguridad, tienen problemas con su propia gente

— ¡Cómo se atreve! En diez años no he tenido ni un solo problema con mi personal. Pondría la mano en el fuego por todos y cada uno de ellos, y ellos lo darían todo por esta ciudad. En cambio a su gente no les importamos lo más mínimo. Así que no se apresure. He encargado una investigación oficial. Por su bien, y el de su gente le recomiendo que nos preste su total colaboración.

— Eso va a ser imposible. He ordenado hacer los preparativos para el viaje. El crucero en orbita espera nuestra llegada para volver a la Tierra.

— Nadie va a salir de MI ciudad hasta que todo esto se aclare ¿entendido?

Akela nunca lo había visto así. Menkar Royen, habitualmente tranquilo y reflexivo, estaba fuera de sí. Todo aquello por lo que tanto había trabajado y sufrido había estado en peligro por la estupidez de alguien y no podía dejarlo correr.

Royen, ahora más tranquilo, reflexionaba ensimismado en su cabina. Un sabotaje. No podría creerlo. Lo había dedicado todo a este proyecto, era la mejor forma de que la humanidad aprendiera a aprovechar sus recursos, y no podía concebir como alguien había osado atentar contra todo eso. No podía entenderlo. De repente, como siempre en el peor momento, sonó el timbre. Aún se preguntaba porque no había cambiado todavía el RING que venia por defecto, por algún sonido más agradable, pero dos segundos después de aquel pensamiento se dio cuenta de que tenía cosas más importantes que atender. Era Akela, que le traía noticias interesantes.

— Me acaban de pasar el informe final. La investigación ha sido difícil. La mayor parte de los rastros que dejaron los saboteadores fueron “asimilados” por las bacterias. Así es como hemos encontrado esto.

Akela le había dado el informe a lo que Royen no sabia que responder.

— ¿Binodina? ¿Qué es?

— La binodina es un compuesto artificial, muy extraño. El único origen que podemos atribuirle es el TGR. El TGR es una especie de explosivo que se compone de dos sustancias que al mezclarlas, generan una gran cantidad de calor, capaz de derretir cualquier cosa, sin explotar, dejando como residió la binodina. Así el TGR derritió las cámaras de protección y las bacterias pudieron salir. Sin embargo hay algo más que no cuadra. En condiciones normales, se hubiera detectado esa enorme fuente de calor y transmitida inmediatamente. Sin embargo el enlace fue cortado. Las bacterias no pudieron cortarlo tan rápido.

—Insinúas que alguien entró en nuestros ordenadores.

— Eso, o que alguien cortó el enlace físicamente, puede que con un segundo pack de TGR. No estamos seguros.

— Esto no me gusta nada. Si todo esto es cierto, quien lo hizo tuvo que tener acceso a todos lo planos y saber donde estaban nuestros puntos débiles.

— ¿Lie?

— No lo creo. Por lo menos directamente no.

— Tuvo que ser alguien de fuera. No tenemos TGR aquí en Marte.

— Comprueba las grabaciones de las cámaras de las entradas a la planta y las coartadas de toda la tripulación y de la delegación

< hubo una revisión de rutina, por lo que podemos suponer que aún no la habían colocado>> Un estudio en profundidad cintas de las cámaras por parte de los técnicos le dijo lo que ya suponía, durante una hora entera, las cámaras había sido modificada en forma de bucle, de modo que repetía los mismos 5 minutos una y otra vez. Tuvo que ser durante esa hora cuando se produjo la instalación de los dispositivos. De los veintiséis “invitados”, veinte habían estado descansando en sus cabinas durante esa hora, sin que su puerta hubiera registrado anomalías. Tres de los mecánicos habían estado en un conocido bar de la zona central toda esa hora, su coartada había sido corroborada por numerosos testigos: los más educados afirmaban “que no habían sido especialmente discretos”. Después quedaba una pareja que habían ido a pasear por el Parque Einstein, un guardia les había estado siguiendo, parecía que llevaban en secreto su relación. <> Todavía faltaba uno, ya le tenia. No podía ser. Aunque pensándolo bien, todo encajaba: había tenido acceso a todos los planos, tenía los conocimientos adecuados y desde el primer momento se había mostrado amable, interesado y sobre todo ingenuo. Era el único que no tenía coartada. Estaba claro: ¡el responsable era Lotman!

Desde que la vio venir por las pantallas tan agitada predijo lo que le diría. Y no se equivocaba.

— Lo tengo.

— ¿Estas completamente segura?

— Si, lo hemos comprobado, ahora mismo está en su cabina. Ya he enviado unos guardias a su puerta.

— Bien. Dawkins, envía a unos guardias a buscar a Lie, lo quiero allí. Akela, por nuestro bien que estés en lo cierto.

— Lo estoy.



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La conclusión.

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